En la Biblia, el concepto de intercesor es fundamental para entender cómo Dios interactúa con el ser humano y cómo los seres humanos pueden llegar a Él. Un intercesor, en este contexto, es aquel que actúa como mediador entre Dios y la humanidad, llevando oraciones, peticiones y súplicas delante del trono divino. Este rol no solo es espiritual, sino que también tiene una base teológica sólida, profundamente arraigada en el Antiguo y el Nuevo Testamento. A lo largo de este artículo exploraremos quién es un intercesor según la Biblia, su significado, ejemplos bíblicos, su función y cómo este concepto sigue siendo relevante en la vida cristiana actual.
¿Qué es un intercesor según la Biblia?
Según la Biblia, un intercesor es alguien que intercede por otros ante Dios, rogando por sus necesidades, pidiendo perdón por sus pecados, o buscando su provisión y protección. La intercesión es un acto de oración que refleja la confianza en la bondad de Dios y el deseo de ver a otros beneficiarse por su gracia. En este sentido, el intercesor actúa como puente entre los hombres y Dios, representando a otros en oración.
Un ejemplo clásico es el de Abraham, quien intercedió por Sodoma y Gomorra, rogando a Dios que perdonara la ciudad si hallaba allí al menos unos pocos justos (Génesis 18:23-33). Este ejemplo muestra cómo el intercesor no solo busca el bien de otros, sino que también confía en la justicia y misericordia de Dios. La intercesión bíblica no es una oración egoísta, sino una oración que busca el bien de otros, incluso cuando esos otros no son merecedores.
El papel del intercesor en la relación entre Dios y el hombre
En la Escritura, la figura del intercesor desempeña un rol clave en la dinámica de la relación entre Dios y el ser humano. Dios, siendo santo y justo, no puede estar en presencia de pecado, pero también es amoroso y misericordioso. El intercesor, por tanto, actúa como un mediador que lleva la necesidad del hombre a la presencia de Dios, reconciliando la justicia divina con la gracia.
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Este concepto se ve claramente en el Antiguo Testamento, donde los sacerdotes ofrecían sacrificios por el pueblo, intercediendo por ellos ante Dios. Sin embargo, con la venida de Jesucristo, el modelo cambia: Él mismo se convierte en el intercesor perfecto, mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Su intercesión no es temporal ni limitada, sino eterna y eficaz, ya que Él no solo intercede, sino que también satisface la justicia divina con su sacrificio en la cruz.
La importancia de la intercesión en la vida cristiana
La intercesión no es solo una función teológica, sino también una práctica vital para los creyentes. La Biblia anima a los cristianos a orar por otros, a interceder por sus necesidades y a buscar la bendición de Dios sobre quienes los rodean. Esta actitud refleja la naturaleza de Cristo mismo, quien intercede continuamente por nosotros (Hebreos 7:25).
Además, la intercesión fortalece la comunidad cristiana, fomenta la solidaridad y demuestra que los creyentes están unidos en Cristo. Al interceder por otros, no solo se busca su bienestar, sino también el avivamiento espiritual, el crecimiento en la fe y la protección divina. Por eso, la intercesión es una responsabilidad compartida, no solo de líderes o pastores, sino de todos los miembros de la iglesia.
Ejemplos bíblicos de intercesores
La Biblia está llena de ejemplos de intercesores que pueden inspirar a los creyentes modernos. Uno de los más conocidos es Moisés, quien intercedió por el pueblo de Israel cuando pecaron con el becerro de oro (Éxodo 32:11-14). Moisés rogó a Dios que no destruyera al pueblo, recordándole su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Su intercesión fue eficaz, y Dios perdonó al pueblo.
Otro ejemplo es el de Elías, quien oró por lluvia durante una sequía prolongada (1 Reyes 18:41-45). Su intercesión no solo demostró fe en Dios, sino que también tuvo un impacto inmediato en la tierra. Además, Jesucristo es el intercesor supremo, quien intercede por nosotros continuamente en el cielo (Romanos 8:34). Estos ejemplos muestran cómo la intercesión bíblica puede cambiar circunstancias, restaurar relaciones y traer la gracia de Dios.
La intercesión como ministerio espiritual
La intercesión no es solo un acto individual, sino también un ministerio que puede ser ejercido en la iglesia. Muchos creyentes se dedican específicamente a la oración intercesora, buscando la restauración, sanidad, dirección y avivamiento espiritual para otros. Este ministerio se basa en la promesa de que la oración del justo es poderosa y eficaz (Santiago 5:16).
El ministerio de intercesión puede incluir oraciones por necesidades específicas, como enfermedad, perdón, trabajo, o incluso por la salvación de almas. También puede incluir oraciones de guerra espiritual, donde se pide a Dios que rompa cadenas, expulse demonios o derrote enemigos espirituales. Este ministerio es profundamente bíblico y ha sido ejercido por profetas, apóstoles y líderes en diferentes épocas.
Diez ejemplos de intercesores en la Biblia
- Abraham – Intercedió por Sodoma y Gomorra (Génesis 18:23-33).
- Moisés – Oró por Israel cuando pecaron con el becerro de oro (Éxodo 32:11-14).
- Jesús – Es el intercesor eterno por los creyentes (Hebreos 7:25).
- Elías – Oró por lluvia durante una sequía (1 Reyes 18:41-45).
- Daniel – Oró por su pueblo y la restauración de Jerusalén (Daniel 9:1-19).
- Jehová Jireh – Abraham intercedió por Isaac (Génesis 22).
- David – Oró por la restauración de Israel (Salmo 51).
- Santiago – Enseñó sobre la eficacia de la oración intercesora (Santiago 5:16).
- Elías – Oró por el hijo viudo de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:20-22).
- Elías – Oró por la curación de un niño enfermo (1 Reyes 17:17-24).
La intercesión en el Antiguo y Nuevo Testamento
En el Antiguo Testamento, la intercesión era una función esencial del sacerdocio. Los sacerdotes ofrecían sacrificios por el pueblo, intercediendo por sus pecados y rogando por su perdón. Esta función se cumplía principalmente en el tabernáculo y en el templo, donde el sacerdote representaba al pueblo ante Dios. Sin embargo, este sistema tenía limitaciones, ya que los sacerdotes también eran pecadores y sus sacrificios no eran suficientes para perdonar completamente el pecado.
En el Nuevo Testamento, Jesucristo se presenta como el sumo sacerdote eterno, quien intercede por nosotros de manera perfecta y perpetua. Su intercesión no depende de rituales ni sacrificios temporales, sino de su sacrificio único en la cruz. Cristo, por su naturaleza divina y humanidad, es el único intercesor perfecto, quien no solo intercede, sino que también vive eternamente para hacerlo (Hebreos 4:15-16). Esta intercesión nos invita a acercarnos a Dios con confianza.
¿Para qué sirve ser un intercesor según la Biblia?
Ser un intercesor según la Biblia sirve para manifestar la gracia, el amor y la misericordia de Dios en la vida de otros. La intercesión no solo beneficia al intercesor, sino que también fortalece la relación con Dios y con los hermanos en la fe. Al interceder por otros, los creyentes reflejan la naturaleza de Cristo, quien intercede continuamente por ellos.
Además, la intercesión tiene un impacto espiritual y práctico. Puede llevar a la restauración de relaciones, la sanidad de enfermedades, la liberación de cadenas espirituales, y el avivamiento en la vida de una persona o una comunidad. La Biblia nos anima a no dejar de orar por los demás, porque en muchas ocasiones, Dios actúa a través de la oración intercesora para cumplir su propósito.
El intercesor como mediador divino
El intercesor bíblico cumple un rol de mediador entre Dios y los hombres. Esta mediación no es meramente simbólica, sino que tiene un impacto real en la vida de quienes oran y de quienes son intercedidos. El mediador actúa como puente, llevando las necesidades humanas a la presencia de Dios y llevando la gracia divina al hombre.
En el Nuevo Testamento, Jesucristo se describe a sí mismo como el mediador único entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Su mediación no es temporal, sino eterna, y no se limita a una nación o pueblo, sino que abarca a toda la humanidad. A través de Cristo, los creyentes pueden acercarse a Dios con confianza, sabiendo que Él intercede por ellos continuamente. Esta mediación es el fundamento de la fe cristiana y de la oración intercesora.
La intercesión como reflejo del amor de Dios
La intercesión es una expresión del amor de Dios hacia el hombre y del amor del hombre hacia otros. Al interceder por otros, los creyentes reflejan el amor que Cristo tiene por ellos. Este amor no es condicional, sino que busca el bien de los demás incluso cuando no son merecedores. La intercesión, por tanto, no solo es una práctica religiosa, sino una manifestación de amor activo y concreto.
En este sentido, la intercesión también es una forma de servir a otros. El apóstol Pablo escribió que todo lo hago por el evangelio, no buscando mi provecho, sino el de muchos, para que tengan salvación (1 Corintios 9:23). Este espíritu de servicio y amor es el que motiva a los intercesores a orar por otros, incluso cuando no conocen a quienes oran. La intercesión, por tanto, es un ministerio de amor, gracia y esperanza.
El significado bíblico de la intercesión
La intercesión, según la Biblia, es mucho más que una oración casual. Es un acto de fe, de amor, de servicio y de confianza en la provisión de Dios. La intercesión implica que el intercesor cree que Dios puede y quiere intervenir en la vida de otros. También implica que el intercesor está dispuesto a sacrificar tiempo, energía y recursos para buscar el bien de otros.
En la Biblia, la intercesión se presenta como una herramienta poderosa para el cambio. Muchas promesas bíblicas están ligadas a la oración intercesora. Por ejemplo, en 2 Reyes 20:1-6, Ezequías intercede por su vida y Dios le concede más tiempo. En Lucas 22:31-32, Jesucristo intercede por Pedro, asegurando su restauración. Estos ejemplos muestran que la intercesión no solo es posible, sino efectiva cuando se alinea con la voluntad de Dios.
¿Cuál es el origen de la palabra intercesor en la Biblia?
La palabra intercesor no aparece exactamente en la Biblia en español, pero su concepto está profundamente arraigado en la teología bíblica. La idea de intercesión se expresa a través de términos como rogar, orar por, o interceder (como en el caso de Moisés, Abraham o Elías). En hebreo, el término más cercano es *pala* (פלל), que significa rogar, interceder o implorar.
En el Nuevo Testamento, el concepto se expresa con palabras como *entugchano* (ἐντυγχάνω), que se traduce como interceder o rogar. Este término se usa en Romanos 8:34 para describir cómo Cristo intercede por los creyentes. La raíz de esta palabra sugiere una acción activa y constante, lo que refuerza la idea de que la intercesión no es un acto puntual, sino un ministerio continuo.
El intercesor como representante de otros
El intercesor no solo ora por otros, sino que también actúa como su representante ante Dios. En este sentido, el intercesor se coloca en la posición de quien pide por otros, asumiendo sus necesidades como si fueran propias. Esto refleja el concepto de solidaridad y fraternidad en la vida cristiana.
Este rol de representación también se ve reflejado en la obra de Jesucristo, quien se convirtió en representante perfecto del hombre ante Dios. Al morir en la cruz, Él asumió las culpas del mundo y abrió el camino para que todos puedan acercarse a Dios. De manera similar, los creyentes son llamados a representar a otros en oración, llevando sus necesidades a la presencia de Dios con fe y confianza.
¿Cómo se convierte alguien en un intercesor según la Biblia?
Según la Biblia, alguien se convierte en intercesor cuando decide orar por otros con fe, amor y confianza en la provisión de Dios. Este ministerio no requiere de un título, formación académica o liderazgo, sino de una disposición espiritual y una relación viva con Dios. La Biblia anima a todos los creyentes a orar por otros, sin distinción de edades, roles o cargos.
Para convertirse en un intercesor efectivo, es importante conocer la voluntad de Dios, estudiar la Palabra, y vivir una vida de oración constante. También es necesario tener una actitud de servicio, humildad y amor. La intercesión no es una oración casual, sino una oración dirigida por la voluntad de Dios, guiada por el Espíritu Santo y enfocada en el bien de otros. Quien intercede debe estar dispuesto a escuchar, a actuar y a confiar en la respuesta de Dios.
Cómo usar la intercesión en la vida cristiana
La intercesión puede usarse de muchas maneras en la vida cristiana. Una forma común es orar por necesidades específicas, como salud, empleo, relaciones o perdón. También puede usarse para interceder por personas que no conocemos, como amigos, familiares, o incluso enemigos. La Biblia nos enseña que si alguno ve a su hermano andando en pecado, que le reprenda con amor, y si se volviere a ti, has ganado a tu hermano (Lucas 17:3), lo que incluye interceder por él en oración.
Otra forma de usar la intercesión es en oración por la iglesia y por la obra de Dios en el mundo. Los creyentes pueden interceder por la evangelización, por la conversión de almas, por la paz mundial y por la restauración espiritual. La intercesión también puede usarse en oración de guerra espiritual, donde se pide a Dios que rompa cadenas, expulse demonios o derrote enemigos espirituales. En todas estas formas, la intercesión refleja la confianza en la provisión de Dios y el amor por los demás.
La intercesión como parte del crecimiento espiritual
La intercesión no solo es una herramienta de ministerio, sino también un camino de crecimiento espiritual. Al interceder por otros, los creyentes aprenden a depender más de Dios, a amar con más profundidad y a vivir con más fe. La intercesión fortalece la relación con Dios, porque nos acerca a Él en oración y nos enseña a confiar en su provisión.
Además, la intercesión nos ayuda a desarrollar una visión más amplia de la vida cristiana. En lugar de enfocarnos solo en nuestras necesidades, aprendemos a ver el mundo a través de los ojos de Dios, a sentir la necesidad de otros y a buscar su bien. Este tipo de crecimiento no solo beneficia al intercesor, sino que también transforma a quienes son intercedidos, creando una comunidad más unida y solidaria.
El impacto de la intercesión en la iglesia
La intercesión tiene un impacto profundo en la vida de la iglesia. Cuando los creyentes oran por otros, la iglesia se convierte en un lugar de sanidad, restauración y avivamiento espiritual. La intercesión fomenta la unidad, la solidaridad y la confianza en Dios. También fortalece la estructura ministerial, porque hay quienes se dedican específicamente a este ministerio.
En muchas iglesias, se forman grupos de oración intercesora, donde los creyentes oran por necesidades específicas. Estos grupos pueden orar por enfermos, por la conversión de almas, por la paz en la comunidad, o por la obra de Dios en otros países. La intercesión también puede usarse en oración por los líderes, para que sean guiados por Dios y para que la iglesia crezca en sabiduría y amor. El impacto de la intercesión en la iglesia es evidente cuando vemos cómo Dios responde a la oración y cómo la vida de los creyentes se transforma.
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