Que es conocimiento cotidiano o vulgar

Que es conocimiento cotidiano o vulgar

El conocimiento cotidiano, también llamado vulgar, se refiere a aquellas ideas, creencias o formas de comprensión que las personas desarrollan en su vida diaria, basadas en experiencias, observaciones y la interacción con su entorno. A diferencia del conocimiento científico o académico, el conocimiento cotidiano no se somete a procesos formales de validación, sino que se transmite de forma informal y está profundamente arraigado en la cultura popular.

¿Qué es el conocimiento cotidiano o vulgar?

El conocimiento cotidiano es aquel que surge de la vida práctica, de las experiencias personales y de la observación directa del mundo que nos rodea. No se basa en teorías complejas ni en metodologías científicas, sino que nace de la necesidad de resolver problemas diarios, interpretar situaciones o comprender fenómenos sin recurrir a herramientas especializadas.

Este tipo de conocimiento es común en todas las sociedades y se transmite de generación en generación a través de la oralidad, la observación y la práctica. Por ejemplo, una persona puede saber que el agua hervida se enfría más rápido o el tomar café en exceso no es bueno, basándose en experiencias cotidianas, sin necesidad de haber estudiado física o nutrición.

Un dato interesante es que el filósofo francés Michel de Certeau escribió sobre el conocimiento cotidiano en su obra *La práctica del cuerpo*, destacando cómo los individuos desarrollan estrategias prácticas para navegar por la vida, sin necesidad de un conocimiento académico. Según Certeau, el conocimiento cotidiano es una forma de arte de hacer que permite a las personas funcionar eficazmente en su entorno, a pesar de la falta de formalidad o rigor científico.

El conocimiento popular y su papel en la sociedad

El conocimiento cotidiano o vulgar es una base fundamental en la construcción de la identidad cultural y social de cualquier comunidad. Se manifiesta en prácticas tradicionales, modos de pensar, creencias y en la forma en que las personas interpretan el mundo. Este tipo de conocimiento no solo está presente en el ámbito doméstico, sino también en la educación, la salud, el trabajo y las relaciones interpersonales.

En muchos casos, el conocimiento cotidiano actúa como un puente entre lo académico y lo práctico. Por ejemplo, en la medicina tradicional, muchas sociedades han desarrollado remedios efectivos a partir de observaciones empíricas, antes de que la ciencia los validara. Este tipo de saberes, aunque no están respaldados por métodos científicos, han sobrevivido por su utilidad y por su capacidad de adaptarse a las necesidades de las personas.

Además, el conocimiento cotidiano se encuentra profundamente arraigado en las costumbres y rituales. En contextos rurales o indígenas, por ejemplo, la agricultura se basa en ciclos lunares o observaciones climáticas, mientras que en contextos urbanos, la gente puede desarrollar conocimientos sobre transporte, economía doméstica o incluso sobre el funcionamiento de la tecnología, sin haber recibido formación formal.

Diferencias entre conocimiento cotidiano y conocimiento científico

Una de las características más destacadas del conocimiento cotidiano es su naturaleza informal y subjetiva. A diferencia del conocimiento científico, que se basa en leyes, teorías y métodos objetivos, el conocimiento vulgar se sustenta en experiencias individuales, en la observación directa y en la transmisión oral. Esto lo hace flexible, adaptable y, en ciertos casos, más cercano a la realidad de la gente.

Por ejemplo, una persona puede creer que el sol sale porque se levanta el día, sin entender los mecanismos astronómicos que realmente explican este fenómeno. Esta creencia, aunque no científicamente exacta, tiene valor práctico y cultural. El conocimiento científico, por su parte, busca explicar los fenómenos de manera universal, mediante experimentos, modelos y pruebas que pueden ser replicados y verificados.

Es importante destacar que, aunque el conocimiento cotidiano no siempre es verificable o preciso, puede servir como punto de partida para el desarrollo del conocimiento científico. Muchas ideas que hoy son teorías científicas comenzaron como simples observaciones de la vida diaria.

Ejemplos de conocimiento cotidiano en la vida diaria

El conocimiento cotidiano se manifiesta en multitud de situaciones de la vida diaria. Por ejemplo, muchas personas saben que el agua se evapora más rápido al sol, simplemente por haber observado que la ropa se seca más rápido en días soleados. Otro ejemplo es la creencia popular de que comer helado en la noche da dolor de estómago, basada en la experiencia de quienes han sentido malestar tras consumirlo en horarios tardíos.

En el ámbito culinario, el conocimiento cotidiano también es fundamental. Por ejemplo, muchas recetas se transmiten de forma oral dentro de una familia, con indicaciones como agrega sal al gusto o deja reposar la masa una hora. Estas instrucciones no son científicas, pero son efectivas y están arraigadas en la cultura culinaria de cada región.

En el ámbito laboral, el conocimiento cotidiano también juega un papel clave. Los trabajadores de oficios manuales, como carpinteros, electricistas o agricultores, desarrollan habilidades y técnicas prácticas que no siempre se enseñan en las aulas, pero que son esenciales para su trabajo diario.

El concepto de conocimiento cotidiano en la filosofía

Desde una perspectiva filosófica, el conocimiento cotidiano ha sido objeto de estudio en múltiples corrientes. Filósofos como Ludwig Wittgenstein, en su obra *Investigaciones filosóficas*, destacó la importancia del lenguaje cotidiano y las formas de vida en la construcción del conocimiento. Según Wittgenstein, el significado de las palabras no reside en definiciones abstractas, sino en su uso en contextos concretos de la vida diaria.

Otro filósofo que profundizó en el conocimiento cotidiano fue Jean-Paul Sartre, quien en su obra *El ser y la nada* exploró cómo los seres humanos construyen su comprensión del mundo a través de la experiencia vivida. Para Sartre, el conocimiento cotidiano es el primer nivel de comprensión del mundo, antes de que se someta a análisis filosófico o científico.

Estas ideas refuerzan la noción de que el conocimiento cotidiano no es solo útil, sino que también forma la base sobre la cual se desarrollan otras formas de conocimiento más complejas.

10 ejemplos de conocimiento cotidiano en la vida moderna

  • El tomar café por la noche te mantiene despierto: Basado en la experiencia de muchos, este conocimiento es una forma de entender el efecto del café en el organismo sin necesidad de estudiar farmacología.
  • El ejercicio ayuda a bajar de peso: Aunque esta idea puede no siempre ser cierta científicamente, se transmite como un conocimiento popular.
  • No usar el teléfono mientras conduces: Un conocimiento práctico que surge de la necesidad de seguridad.
  • El agua fría apaga el fuego: Aunque esto no siempre sea cierto, se transmite como un conocimiento de emergencia.
  • Mantener la casa limpia evita enfermedades: Un conocimiento higiénico popular.
  • El trabajar en equipo mejora los resultados: Una idea común en ambientes laborales.
  • Evitar la comida chatarra mejora la salud: Un conocimiento nutricional vulgar.
  • Leer antes de dormir ayuda a relajarse: Una práctica común en muchos hogares.
  • El dormir bien mejora el estado de ánimo: Un conocimiento popular basado en la experiencia.
  • Estudiar antes de un examen mejora los resultados: Un conocimiento educativo extendido.

El conocimiento cotidiano en contextos culturales diferentes

En diferentes culturas, el conocimiento cotidiano toma formas distintas según las necesidades, creencias y entornos de las personas. Por ejemplo, en sociedades rurales o indígenas, el conocimiento cotidiano puede centrarse en la agricultura, la caza, la medicina tradicional y la relación con la naturaleza. En cambio, en sociedades urbanas modernas, este tipo de conocimiento se orienta más hacia la tecnología, la salud pública, el trabajo y la vida doméstica.

En la cultura china tradicional, por ejemplo, existe un conocimiento cotidiano sobre la medicina basado en el equilibrio de los elementos y la energía vital (qi). Este conocimiento se transmite de forma oral y se complementa con prácticas como la acupuntura o el uso de hierbas medicinales. En cambio, en sociedades occidentales, el conocimiento cotidiano en salud puede incluir ideas como el zumo de limón alivia la gripe o el ejercicio ayuda a mejorar la salud mental.

Estos ejemplos muestran cómo el conocimiento cotidiano no solo varía según el contexto cultural, sino que también refleja los valores, necesidades y formas de vida de cada sociedad.

¿Para qué sirve el conocimiento cotidiano?

El conocimiento cotidiano tiene múltiples funciones en la vida diaria. En primer lugar, permite a las personas resolver problemas prácticos de forma inmediata. Por ejemplo, una madre puede saber cuándo su hijo está enfermo simplemente por el cambio en su comportamiento, sin necesidad de acudir a un médico.

En segundo lugar, el conocimiento cotidiano sirve como base para la toma de decisiones. Por ejemplo, muchas personas deciden qué ropa ponerse según el clima, basándose en su experiencia previa. Este tipo de conocimiento también influye en decisiones más importantes, como la elección de una profesión, la gestión de finanzas personales o la educación de los hijos.

Por último, el conocimiento cotidiano tiene un valor cultural y social. Es una forma de transmitir tradiciones, valores y creencias de una generación a otra. Por ejemplo, en muchas familias se enseña a los niños a cocinar siguiendo recetas que han sido heredadas a lo largo del tiempo.

Variantes del conocimiento cotidiano

El conocimiento cotidiano puede presentarse en diferentes formas, dependiendo del contexto y del individuo. Algunas de las variantes más comunes incluyen:

  • Conocimiento familiar o doméstico: Se transmite dentro del hogar, como el uso de ciertas técnicas culinarias o de limpieza.
  • Conocimiento laboral informal: Se adquiere en el trabajo a través de la observación y la práctica, sin necesidad de formación formal.
  • Conocimiento comunitario: Se comparte entre miembros de una comunidad, como prácticas de agricultura o remedios caseros.
  • Conocimiento religioso o espiritual: Basado en creencias y tradiciones, este tipo de conocimiento es común en muchas culturas.
  • Conocimiento práctico o técnico: Se desarrolla a través de la experiencia en el uso de herramientas, máquinas o técnicas específicas.

Cada una de estas variantes tiene su importancia y puede coexistir con el conocimiento académico o científico, aunque con metodologías y objetivos distintos.

El conocimiento vulgar en la educación

El conocimiento vulgar también tiene un papel en la educación, especialmente en los primeros años escolares. Los niños llegan a la escuela con un conjunto de conocimientos previos basados en su entorno familiar, cultural y comunitario. Estos conocimientos, aunque no sean académicos, son esenciales para comprender el mundo y para construir aprendizajes más complejos.

En la educación formal, se debe reconocer y valorar el conocimiento cotidiano como punto de partida. Por ejemplo, en la enseñanza de la historia, es útil comparar lo que los estudiantes ya saben sobre un tema con la información histórica oficial. Esto permite una mejor comprensión y un mayor interés por parte de los estudiantes.

Además, el conocimiento vulgar puede servir como herramienta para contextualizar y hacer más accesible el contenido académico. Por ejemplo, al enseñar física, se pueden utilizar ejemplos basados en experiencias cotidianas, como el hecho de que el agua hierve más rápido en una olla a presión.

¿Qué significa el conocimiento cotidiano o vulgar?

El conocimiento cotidiano o vulgar significa un tipo de entendimiento que se desarrolla fuera del ámbito académico o científico, basándose en la experiencia personal, la observación y la interacción con el entorno. Es un conocimiento práctico, flexible y adaptado a las necesidades de cada individuo o comunidad.

Este tipo de conocimiento no se somete a pruebas de validación rigurosas, pero tiene un valor práctico inmediato. Por ejemplo, una persona puede saber que el pan recién horneado se conserva mejor en un lugar seco, simplemente por haber observado que el pan se mohre más rápido en lugares húmedos. Este conocimiento, aunque no esté respaldado por la ciencia, puede ser muy útil en la vida diaria.

El conocimiento cotidiano también puede evolucionar con el tiempo. Por ejemplo, en el pasado se creía que el mundo era plano, basándose en la observación directa, pero con el avance del conocimiento científico, esta creencia fue revisada. Aunque el conocimiento vulgar no siempre es preciso, su capacidad para adaptarse y evolucionar es una de sus fortalezas.

¿De dónde proviene el conocimiento cotidiano o vulgar?

El conocimiento cotidiano o vulgar proviene principalmente de la experiencia directa de las personas. Se desarrolla a través de la observación, la práctica y la interacción con el entorno. Por ejemplo, una persona puede aprender a cocinar observando a sus padres, a reparar electrodomésticos viendo cómo lo hace un familiar o a cultivar plantas en el jardín de su casa.

También se transmite de forma oral, a través de historias, consejos, recetas y rituales. En muchas comunidades, los ancianos son los guardianes de este tipo de conocimiento, pasando saberes prácticos y tradiciones a las nuevas generaciones. Por ejemplo, en algunas culturas, se enseña a los niños a construir casas de madera o a tejer telas con técnicas heredadas de sus abuelos.

Además, el conocimiento vulgar se nutre de la interacción con otras personas. Por ejemplo, en una oficina, los empleados pueden desarrollar conocimientos sobre cómo manejar ciertos programas, cómo comunicarse con clientes o cómo resolver problemas comunes sin necesidad de capacitación formal.

Formas alternativas de expresar el conocimiento cotidiano

El conocimiento cotidiano puede expresarse de múltiples maneras, dependiendo del contexto y del individuo. Algunas de las formas más comunes incluyen:

  • Historias y relatos: Las personas comparten sus experiencias a través de historias, transmitiendo conocimientos de forma oral.
  • Recetas y consejos: En la cocina, por ejemplo, se transmiten conocimientos sobre ingredientes, técnicas y sabores.
  • Prácticas culturales: Danzas, rituales, festivales y tradiciones son formas de expresar conocimientos colectivos.
  • Lenguaje cotidiano: El uso del lenguaje refleja el conocimiento que las personas tienen del mundo. Por ejemplo, expresiones como hoy no me siento bien transmiten una experiencia subjetiva de salud.
  • Creencias y supersticiones: Muchas personas basan sus decisiones en creencias que, aunque no sean científicas, son parte de su conocimiento cotidiano.

Estas formas de expresión son esenciales para comprender cómo las personas construyen su conocimiento y cómo lo comparten con los demás.

¿Por qué es importante el conocimiento cotidiano o vulgar?

El conocimiento cotidiano es importante porque permite a las personas funcionar en su entorno, resolver problemas prácticos y tomar decisiones basadas en su experiencia. Además, tiene un valor cultural y social, ya que refleja las creencias, prácticas y tradiciones de una comunidad.

Este tipo de conocimiento también es fundamental para la educación, ya que proporciona un punto de partida para el aprendizaje formal. Cuando los estudiantes pueden relacionar lo que aprenden en la escuela con lo que ya saben de su vida cotidiana, el aprendizaje se vuelve más significativo y efectivo.

Por último, el conocimiento cotidiano fomenta la autonomía y la capacidad de adaptación. En un mundo en constante cambio, la capacidad de aprender de la experiencia, de observar y de ajustar el comportamiento es una habilidad clave para sobrevivir y prosperar.

Cómo usar el conocimiento cotidiano y ejemplos prácticos

El conocimiento cotidiano se puede usar de múltiples maneras para mejorar la calidad de vida. Por ejemplo, en el ámbito de la salud, muchas personas usan remedios caseros para aliviar síntomas comunes, como el dolor de cabeza o el resfriado. Aunque estos remedios no siempre tienen respaldo científico, pueden ser efectivos para muchas personas.

En el ámbito laboral, el conocimiento cotidiano es esencial para resolver problemas de forma rápida y eficiente. Por ejemplo, un electricista puede saber cuál es el cable que está dañado sin necesidad de realizar pruebas complejas, simplemente por la experiencia acumulada.

En el ámbito educativo, los docentes pueden aprovechar el conocimiento cotidiano de los estudiantes para hacer las clases más relevantes y motivadoras. Por ejemplo, al enseñar geografía, se pueden usar ejemplos basados en viajes que los estudiantes han realizado o en lugares que conocen.

El conocimiento cotidiano y su relación con la innovación

Aunque el conocimiento cotidiano no se considera científico, puede ser una fuente importante de innovación. Muchas invenciones y avances tecnológicos han surgido de observaciones simples de la vida diaria. Por ejemplo, el invento de la goma de borrar se debe a la observación de que ciertas resinas podían limpiar tinta, algo que ya se sabía en el contexto cotidiano.

Otro ejemplo es la invención del microondas, que surgió de la observación de que ciertos alimentos se calentaban al acercarse a una antena. Esta observación, aunque no tenía fundamento científico en ese momento, llevó a un descubrimiento que transformó la cocina moderna.

El conocimiento cotidiano también puede inspirar innovaciones en el ámbito social. Por ejemplo, muchas comunidades han desarrollado sistemas de agricultura sostenible basados en la observación de la naturaleza, antes de que estos métodos fueran estudiados por la ciencia.

El conocimiento cotidiano en la era digital

En la era digital, el conocimiento cotidiano se ha transformado con la llegada de internet, las redes sociales y las plataformas de información. Hoy en día, muchas personas comparten su conocimiento cotidiano en línea, a través de videos, blogs, foros y aplicaciones móviles. Esto ha permitido que el conocimiento vulgar se globalice y se comparta con un público más amplio.

Por ejemplo, las redes sociales como YouTube o TikTok son espacios donde personas comparten trucos de cocina, consejos de salud, técnicas de jardinería o remedios caseros. Estos contenidos, aunque no sean científicos, son útiles para muchas personas y reflejan el conocimiento práctico que se desarrolla en la vida diaria.

Sin embargo, también surge una preocupación: la proliferación de información falsa o engañosa. A diferencia del conocimiento científico, el conocimiento cotidiano no siempre es verificable, lo que puede llevar a la propagación de ideas erróneas. Por eso, es importante que los usuarios sean críticos y evalúen la confiabilidad de la información que reciben.